Maltrato infantil
Se denomina maltrato infantil o abuso
infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no
accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores,
que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su desarrollo tanto
físico como psicológico.
El abuso
infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y
civilizaciones de la antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar
sacrificios y rituales. Sin embargo, según este texto, no hace tanto tiempo que
la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores de edad.
La
definición de «maltrato» debe, además, tomar en cuenta, al menos, tres
criterios: en primer lugar, la consideración de una acción u omisión como «maltrato»
depende, en muchos casos, de la edad del niño; en segundo lugar, la situación
psico-fisiológica del menor puede condicionar las consecuencias de la acción u
omisión ejercidas sobre él, lo que puede conllevar una relativización de su
consideración como maltrato; y, en tercer lugar, hay que tener también en
cuenta que no necesariamente todos los actos de maltrato tienen por qué dejar
secuelas inmediatas y visibles en el menor; esto es especialmente relevante por
cuanto las consecuencias importantes de los casos de maltrato infantil no
suelen ser las físicas, sino las que afectan al desarrollo del menor a medio y
largo plazo.
El
abuso de menores consisten en varios elementos y se enfatizan en dos ideas
principales la cuales son: la asimetría de edad y el abuso de poder. La
asimetría en edad se refiere en la diferencia de edad que hay entre el agresor
y la víctima mientras que el abuso de poder es un factor necesario para el
abuso infantil; ya que el mismo implica miedo y obtiene un rol dominante en el
ámbito social. El abuso al poder se obtiene por medio de las experiencias y la
madurez del agresor. Por esta razón la asimetría de edad se convierte en un
factor en el maltrato infantil ; ya que por medio de la edad se pueden
descifrar los niveles de experiencia, madurez y sobre todo de malicia del
agresor.
El
impacto del maltrato o abuso, al ser un fenómeno contextualizado, puede verse
amortiguado, según múltiples variables: no sólo las más obvias, relacionadas
con el tipo, duración o intensidad del maltrato, sino también con las
características de la víctima, los recursos y apoyos que tenga, y las propias
situaciones de su evolución vital. Según el artículo (2003). "Basta de
indiferencia: maltrato infantil", el abuso infantil es un conflicto del
cual, hay muchas polémicas con respecto al niño; ya que el mismo puede tener
muchos problemas durante su desarrollo personal.
Independientemente
de las secuelas físicas que desencadena directamente la agresión producida por
el abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a
trastornos conductuales, emocionales y sociales. La importancia, severidad y
cronicidad de las estas secuelas depende de: •Intensidad y frecuencia del
maltrato. •Características del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento,
habilidades sociales, etc). •El uso o no de la violencia física. •Relación del
niño con el agresor. •Apoyo intra-familiar a la víctima infantil. •Acceso y
competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y social.
En
los primeros momentos del desarrollo evolutivo se observan repercusiones
negativas en las capacidades relacionales de apego y en la autoestima del niño.
Así como pesadillas y problemas del sueño, cambios de hábitos de comida,
pérdidas del control de esfínteres, deficiencias psicomotoras, trastornos
psicosomáticos.
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